TEXTO Y FOTOS: ASIER VERA

El nombre del expresidente de Guatemala Jimmy Morales salió de nuevo a relucir en el juicio que se lleva a cabo contra ocho funcionarios por la muerte de 41 niñas y las heridas graves a otras 15 en el incendio del Hogar Seguro ocurrido el 8 de marzo de 2017. Fue durante la declaración que un médico del Hogar Seguro brindó en la audiencia del debate oral y público celebrada el 19 de agosto en el Tribunal Séptimo de Sentencia Penal. Lo hizo por videoconferencia caracterizado e identificado como ‘Testigo E’ resguardando así su nombre para evitar que las personas acusadas lo puedan reconocer.

El doctor relató que el 8 de marzo, cuando ingresó al Hogar Seguro a las ocho de la mañana, vio que ya no había adolescentes en el portón, donde habían estado custodiadas durante varias horas el día anterior por agentes de la PNC después de que las capturaran tras intentar huir. «Me dijeron que habían logrado encontrar un área para las adolescentes que estaban haciendo el bochinche. Pregunté quién ordenó todo y me dijeron que fue por orden presidencial. Parece que llamó el presidente y dijo que las entraran a un área y que mejor que se quedaran acá adentro», en referencia al aula de pedagogía donde fueron encerradas bajo llave.

Preguntado por el fiscal de Femicidio Edgar Gómez si se enteró por qué había agentes de la PNC en el interior del Hogar Seguro, el médico aseguró que a él no le competía el área de seguridad e insistió en que lo único que hizo fue preguntar qué había pasado cuando vio que ya no había adolescentes en el portón. «En el ingreso me dijeron que habían tenido esa orden y ese fue el único comentario que me hicieron».

A preguntas del abogado querellante de la Fundación Sobrevivientes, Carlos Quiej, sobre quién le informó que fue una decisión presidencial el ingreso de las menores al aula donde ocurrió el incendio, el testigo desveló que «fue el de seguridad de la entrada principal». Así, detalló que cuando ingresó con su vehículo al Hogar Seguro el 8 de marzo, preguntó al de seguridad «mira, qué pasó con las niñas y me dijo que lo que pasa es que fue una decisión presidencial para que las ingresaran». No obstante, precisó que esta información no se la dio ni el director del Hogar Seguro, Santos Torres, ni ninguna parte jerárquica, sino que «fue un comentario que me hicieron al ingreso», aunque reconoció que desconoce el nombre de la persona que le hizo esa observación.

El doctor, que trabajó durante cinco años en el área de la clínica médica del Hogar Seguro, fue testigo directo del incendio en el aula donde estaban encerradas ilegalmente 56 adolescentes, así como de los hechos acaecidos el 7 de marzo. Ese día previo a la tragedia a las once de la mañana, le llamaron del Área de San Gabriel que albergaba a los chicos adolescentes, dado que había «ciertos disturbios». Con una colega se dirigió a ese lugar, dado que les informaron que había una adolescente que se había caído del techo del área de talleres, situado a cuatro metros de altura, debido a que estaba saltando y el techo se venció.

El facultativo decidió no llamar a los Bomberos Voluntarios, a pesar de que la adolescente estaba tirada en el suelo quejándose de dolor. «Costaba que llegaran los Bomberos, ya que cuando venían se quedaban en la entrada y no ingresaban al Hogar Seguro», lamentó, al tiempo que indicó que «para variar, la ambulancia que había en el Hogar no tenía frenos, por lo que se trasladó a la adolescente en un pick-up al área de los Bomberos de San José Pinula».

Desde allí, apuntó que los Bomberos «nos hicieron el favor de llevarla con otra educadora» al hospital. Posteriormente, el doctor regresó al Hogar Seguro, donde los adolescentes de San Gabriel «habían abierto las puertas y venían con palos». En ese momento, reveló que escuchó que «dijeron que querían sacrificar un bebé o matar a un bebé, aunque no sabían que ya se habían movilizado a todos los bebés y niños con capacidades diferentes a las áreas de Princesas y Elisa Martínez».

«Cuando llegamos, a nosotros no nos tocaron e iban directamente contra el área de dirección, por lo que empezó un descontrol total y el director del Hogar Seguro, Santos Torres, estaba como aturdido y shockeado hablando por teléfono», describió.

Ante tal situación, el doctor preguntó a Santos Torres qué iba a hacer porque los niños están «descontrolados», hasta el punto de que se vieron obligados a encerrarse en la Dirección porque «querían linchar prácticamente al director del Hogar, ya que empezaron a quebrar vidrios, tirar botes de basura y buscar cosas corto punzantes». Afirmó que la situación «se había salido de control y era una anarquía total», a diferencia de lo que sucedía en «los tres o cuatro bochinches al año» que acontecían en el Hogar.

«Incluso me llamó personal de enfermería que vivía en San José Pinula para informarme que muchos adolescentes estaban yendo a consumir drogas y a asaltar a personas», relató el testigo, quien explicó que fueron llegando «más antimotines y más personal de seguridad, así como personal de la PDH que empezó a hablar con algunas adolescentes que se habían escapado».

«ERA COMO UN HOSPITAL PSIQUIÁTRICO DISFRAZADO DE HOGAR»

El médico hizo un paréntesis a su relato para recordar que el Hogar Seguro era «extremadamente grande y mucha gente de Guatemala no sabía que existía ese lugar que era prácticamente como una ciudad con una estructura totalmente inmensa y una mezcolanza de todo tipo de niños que necesitaban abrigo y protección». Sin embargo, consideró que había niños que «eran muy malos y que tenían problemas psiquiátricos, neurológicos y problemas de adicción, así como adolescentes con tendencias homicidas que se mezclaban con otros niños que eran vulnerables». Así, llegó a decir que era como «el hospital psiquiátrico Federico Mora disfrazado de hogar y eso hacía que se combinaran muchos perfiles».

El testigo retomó su relato de lo acontecido el 7 de marzo de 2017 recordando que el personal del área administrativa del Hogar Seguro pensaba que, si regresaban los adolescentes que se habían fugado, «los iban a matar». Por otro lado, calificó la situación en las afueras de las instalaciones de «Sodoma y Gomorra”, ya que estaban teniendo relaciones sexuales en la grama y en todos lados al juntarse las adolescentes de Mi Hogar con los de San Gabriel». Asimismo, apuntó que uno de los adolescentes amenazó con «matar» a la jefa del Departamento de protección contra el maltrato en todas sus formas Brenda Chamán, aunque no recuerda quién dijo eso porque «todo pasó tan rápido».

El médico regresó otra vez a la historia de la adolescente que se había caído del techo y que había sido llevada al hospital de donde regresó de madrugada al Hogar Seguro con una «orden» de tomar ibuprofeno cada ocho horas para el dolor en un tobillo. «Como en la clínica del Hogar había un chico súper inquieto con capacidades diferentes en una camilla y la niña solo tenía dolor en el tobillo, se mandó que ésta fuera al módulo de Mi Hogar a tener reposo», tal como habían ordenado en el Hospital Roosevelt. Sin embargo, desconoce «cómo fue que esta adolescente apareció entre el grupo» que sufrió el incendio en el aula. 

«LAS NIÑAS SE DERRETÍAN COMO MUÑECAS DE CERA»

Nuevamente, dio un salto en el tiempo y se situó el 8 de marzo por la mañana cuando se dirigió a su vehículo porque se le había olvidado un papel. En ese momento, escuchó que decían «fuego» y cuando miró, venía del área de las aulas hasta el fondo, pero incidió en que era una cantidad de fuego «exagerada que salía de la puerta y las ventanas» e incluso «parecía que hasta remolinos salían del fuego». Cuando se dirigió al lugar del incendio, pudo comprobar que estaba cerrada la puerta con llave y que había personal femenino de la PNC enfrente del aula y que «no hacía nada».

«Las niñas estaban gritando adentro y en un momento dado, me volteo para pedir ayuda y gritar a todo el mundo que trajera agua y abrieran, pero en unos segundos estaba abierta la puerta y no sé quién la había cerrado ni quién la abrió», señaló, al tiempo que describió que del aula «salía humo y hasta un remolino de llamarada y las niñas estaban gritando y apiladas en una esquina».

En ese instante, «empezaron a salir quemándose de la cara y las manos las niñas que estaban cercanas a la puerta y empezó a llegar todo el personal médico y también las monitoras con agua y sábanas mojadas y, en un momento dado, con un extintor se empezó a apagar el fuego como se pudo».

El doctor remarcó que el personal del Hogar no entendía qué estaba pasando y por qué habían incendiado, mientras que aseveró que, pese a que tiene muchos años de ser médico en el Hospital San Juan de Dios y en el Roosevelt, «nunca había visto en mi vida lo que miré ese día: había unas niñas que literalmente se estaban derritiendo y pueden escuchar esto como paranormal, pero su piel se derretía como si fueran unas muñecas de cera».

«Como se pudo se ingresó al área donde en una esquina estaban las niñas apiñadas moribundas y algunas quejándose de dolor, por lo que como se pudo se las jaló con los brazos y se pudo rápidamente formar un triage en la entrada para categorizar su gravedad, mientras no entendía por qué no ingresaban los bomberos al Hogar», relató el médico. Así, insistió en que era habitual que los bomberos nunca llegaran al Hogar Seguro cuando se les necesitaba como si fuera un lugar donde les iban a hacer algo, pese a que había niños que eran un «amor de gente».

El testigo detalló que él comenzó a verificar quién había fallecido y quién no y en un momento dado, observó que «todas las niñas que estaban en el cuarto estaban muertas y, después, aparece la foto de los bomberos haciendo la pantomima como si hubieran entrado a ayudar o a sofocar el fuego, pero no llegaron nunca».

«EL GRAN ERROR DE MEZCLAR PERFILES»

El doctor volvió a salirse del relato para incidir en que el «gran error» en el Hogar Seguro ha sido «mezclar los perfiles» y llegó a hablar de un niño que tenía «perfil de Jocker», ya que «hasta seducía a las demás niñas y decía que quería matar». En este sentido, lamentó que eran «niñas y adolescentes que nadie quería en Guatemala, eran olvidadas y ahora resulta que los papás vienen y dicen que las quieren y ahora hay instituciones que están velando» por ellas.

En este sentido, arremetió contra los jueces de niñez y adolescencia, ya que «muchos se lavaban las manos» cuando decidían ingresar a las niñas, niños y adolescentes en el Hogar Seguro, a pesar de que tenían «trastornos psiquiátricos, porque muchas adolescentes se auto agredían y se tatuaban cuando tenían acceso a lapiceros». Así, indicó que en esta institución hubo hasta 140 adolescentes que tomaban medicamentos en el área psiquiátrica, entre los que destacó «antipsicóticos y anti convulsiones», al tiempo que reveló que había pacientes que tenían esquizofrenia.

A preguntas del fiscal, el testigo reconoció que el 7 de marzo, observó «a horas de la noche» al exsecretario de la SBS Carlos Rodas y a la exsubsecretaria de Protección y Acogimiento a la Niñez y Adolescencia Anahy Keller, quienes «llamaron a un montón de asesores jurídicos de la SBS, pero a la hora de la verdad no asesoran nada». Según criticó, las autoridades de la SBS solo se limitaban a «hablar por teléfono, lo que me causaba un poco de indignación porque les decía que hicieran algo». Además, relató que cuando él abandonó las instalaciones del Hogar Seguro a la medianoche del 7 de marzo, las y los adolescentes se encontraban «mezclados» en el portón, aunque «más tranquilos y sentados».

A preguntas del abogado de Keller, el doctor desveló que el 7 de marzo escuchó que habían llamado a una jueza para que se presentara a realizar una exhibición personal a favor de las y los adolescentes, si bien «nunca se presentó». Por eso, insistió en que muchas de las situaciones que se vivían en el Hogar Seguro tenían que ver con los jueces quienes «literalmente se lavaban las manos con toda la situación legal».

Cuestionado sobre si tenía conocimiento de que alguno de los adolescentes padecía de algún antecedente piro maníaco, respondió que no, si bien, pese a no ser psiquiatra, afirmó que «podría decir que había varios niños que sin pensarlo lo hubieran podido hacer tranquilamente», en referencia a quemar el aula donde estaban encerradas las 56 adolescentes. Fue más allá al asegurar que en el Hogar Seguro «había unas niñas que tenían una habilidad que hasta podrían babosearse al mejor psiquiatra, porque podían decir de todo».

Así, puso como ejemplo el caso de una niña que llegó a su clínica porque decía que estaba «poseída por un ente», aunque «al ratito estaba hablando normal». De este modo, insistió en que él no tenía conocimiento de que algún niño en particular tuviera tendencias pirómanas, aunque «más de alguno teniendo los insumos posiblemente lo haría», elucubró tras ser preguntado por el letrado de la exsubsecretaria de la SBS.

A preguntas del abogado de Carlos Rodas, el médico afirmó que no le consta que las autoridades de la SBS ordenaran maltratar a las adolescentes, ya que «nadie en su sano juicio hubiera pensado que me voy a levantar y voy a ir a quemar niñas o voy a ir a encerrarlas». En esta línea, defendió que, a pesar de que había «muchas carencias» en el Hogar Seguro, «nunca veía que las autoridades llegaran a decir que las maltrataran». El médico llegó incluso a alabar a Keller, quien sí le consta que llegaba al Hogar y «ella tiene un carisma particular porque siempre la abrazaban las niñas».

Por otra parte, manifestó que no le consta que alguna autoridad de la SBS participara en el incendio del aula, ya que «cuando sacamos a unas niñas a la espera de las ambulancias para trasladarlas a los hospitales, les preguntamos qué había pasado y solo escuché que había sido una niña la que había perpetrado todo y que incendió el colchón, pero no me recuerdo quién fue la que me habló».

Cuestionado por el abogado de Brenda Chamán sobre si las niñas o niños recibían visitas de sus familiares en el Hogar Seguro, el doctor informó que «sí llegaban la mayoría de veces los domingos, pero uno miraba que dos o tres papás si mucho el fin de semana».

A continuación, a preguntas del abogado del subcomisario de la PNC, Luis Armando Pérez Borja, incluso llegó a criminalizar a algunas adolescentes protegidas. Concretamente y sin aportar ninguna prueba, señaló que «uno notaba que eran perfiles para conflicto con la ley penal, porque ellas se jactaban de que habían matado para ingresar a pandillas, pero el juez determinaba que eran para abrigo y protección». De esta manera, volvió a arremeter contra los jueces de niñez y adolescencia a quienes tildó de «amos y señores y de todopoderosos», teniendo en cuenta que «la SBS poco podía hacer con las órdenes judiciales».

El mismo letrado le preguntó al doctor si sintió cierta seguridad cuando el 7 y 8 de marzo observó a los elementos de la PNC en el Hogar Seguro, a lo que el testigo respondió con un categórico «mil veces», dado que reconoció que sí temió por su vida, aunque «no lo vi ni lo pensé en ese momento, pero mi familia me dijo que me pudo haber pasado algo».

Finalmente, tras ser cuestionado sobre si cree que alguna adolescente con problemas mentales pudo amanecer el 8 de marzo en el aula pensando que le iba pegar fuego al lugar, el doctor fue categórico: «ese día, las adolescentes nunca pensaron que esa situación que ellas hicieron se les iba a salir de control, pero que amanecieran queriendo hacer daño no».