Cinco varamientos de ballenas se reportaron en el transcurso de un año entre las playas de Monterrico y Hawaii.  No existe un protocolo para establecer la causa de su muerte.

Por Mariela Castañón

Fotos: Cortesía Conap

El 15 de marzo de 2024, una ballena encalló en la playa de la aldea Hawaii, en Santa Rosa.  Era hembra y estaba muerta.  Pesaba 20 toneladas y medía aproximadamente 18 metros.  Aunque no fue posible determinar la causa de su muerte por falta de un protocolo, tenía una particularidad: un golpe de barco, según Juan Manuel Tejeda, director de Arcas Costa Sur. 

“Muchas veces chocan con embarcaciones grandes, las lastiman y mueren en las playas, o el mar las saca porque ya vienen muertas”, cuenta Tejeda.

Arcas tiene la coadministración del Área Protegida de Usos Múltiples Hawaii, en conjunto con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), en seis comunidades (Cebollito, Hawaii, Mañanitas, Dormido, Rosario y Papaturro). Y cuenta con el registro de cinco varamientos de ballenas: cuatro en 2024 y una en 2025.

El caso más reciente ocurrió el 7 de febrero.  A la ballena se le localizó en estado de descomposición en Las Mañanitas, Chiquimulilla, Santa Rosa, informó el Conap.  “Estaba irreconocible y no se podía determinar el sexo ni cómo murió”, resume Tejeda.

Sin protocolo 

Arcas presentará un protocolo a Conap que servirá como una guía de actuación para la manipulación de las ballenas muertas. Foto: Cortesía de Conap.

Aunque el varamiento de ballenas muertas es en la actualidad más común, Guatemala carece de un protocolo que permita realizarles necropsias.  Los expertos que manipularían al animal no tienen equipos de protección personal, bisturíes ni maquinaria como retroexcavadoras y tractores para trasladarlo a un lugar idóneo, explica Tejeda, de Arcas.

Lo que se hace ahora es trasladar al animal mar adentro hacia una profundidad de 25 a 30 millas náuticas.  Posteriormente, el cetáceo se infla, flota, libera gas, se hunde y se inicia su degradación total.  

Arcas anunció que presentará un protocolo al Conap, que servirá de guía de actuación para la manipulación y para practicarle una necropsia a las ballenas.

María del Belén Chacón, bióloga y técnica de investigación aplicada de la Fundación Mundo Azul (que protege recursos marinos, particularmente a tiburones y rayas), explica que el varamiento de ballenas podría estar relacionado con causas naturales (como enfermedades o la contaminación) y antropogénicas, es decir, provocadas por el ser humano. Por su parte, Arcas no descarta los efectos del cambio climático.

Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios.