Por Stu Velasco

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Imagen tomada de: https://thptnganamst.edu.vn/top-98-imagen-dibujos-de-corrupcion/

El presidente de la República, Bernardo Arévalo, tiene en sus manos el elegir verdaderos gobernadores y acabar, o al menos empezar a erradicar lo que han sido estos “puentes de la corrupción ”, y es que su elección acertada o equívoca, hoy más que nunca está vinculada al éxito o fracaso que pueda tener él mismo durante los cuatro años de su gestión pública, de cara la infinidad de demandas sociales que son exigidas por nuestra sociedad, en especial de aquellos que por años han quedado relegados y olvidados de la atención y asistencia del Estado a través del poder y desempeño del Ejecutivo.

Hablando de tajo y sin tapujos, de todos es conocido que la “función” de los gobernadores no ha sido más que servir de puentes de la corrupción, siendo los que a través del ejecutivo “velan”, por qué tipo de obras públicas se realizarán, qué empresa lo hará y qué porcentaje de ilícitas ganancias quedarán… haciéndolo en un círculo perverso en la mayoría de los casos entre, pillos gobernadores, alcaldes y diputados que en primer orden han privilegiado el negocio estatal “compartido”, que la verdadera atención y desarrollo social integral de las comunidades, siendo éste quizás unos de los puntos medulares de la corrupción estatal que ha existido y que en gran manera es responsable del atraso monumental que tenemos como país.

Entonces en un novato Gobierno que ha cumplido su primer mes, sin mencionar la calidad y forma de transición a la cual se enfrentó, que está siendo medido en su actuar y gestión por diversos indicadores y ahora mismo es objeto de observación por gran parte del país ante la forma de administrar y hacer frente a una de sus primeras crisis nacionales -la propagación de incendios forestales-, es especial la del Volcán de Agua del departamento de Sacatepéquez, del cual ya empiezan a surgir interesantes opiniones. Por eso es imprescindible que se comprenda la importancia que estriba al elegir gobernadores que den la talla y que representen realmente al Presidente de la República, que ejecuten y cumplan acertadamente la función que les corresponde, para que los ofrecimientos políticos, de combate a la corrupción, asistencia social, desarrollo social, seguridad etc., sean cumplidos y se evidencie la diferencia entre los nefastos puentes de la corrupción y genuinos gobernadores de los departamentos.

Teniendo el Presidente la potestad constitucional a través del Artículo 227 de la CPRG, de nombrar a los gobernadores de la terna que propongan los actores referidos en el articulo 10 inciso K de la Ley de Consejos de Desarrollo Decreto 11-2022, actores de sociedad civil, universidades, pueblo indígenas, entre otros, será el Presidente de la República quien debe decidir a quien considera idóneo para ejercer su gobierno en cada uno de los 22 departamentos de Guatemala, que valga decir cada uno de ellos será el rostro, actuar, proceder del presidente Bernardo Arévalo y su partido político Semilla con el cual obtuvo el poder.

Teniendo como desafío los nuevos gobernadores no ser más de lo mismo, y no convertirse en puentes de la corrupción ni servir para intereses oscuros e ilícitos, sino la función de los futuros gobernadores velar por la efectiva ejecución del presupuesto de inversión asignado al departamento, propiciar el pronto y eficaz cumplimiento de las políticas del gobierno central, presidir el consejo departamental de desarrollo urbano y rural, como contribuir a fortalecer la seguridad del departamento sin ámbito operativo funcional…

Será interesante comprender para esta designación que es importante la experiencia en cada una de las atribuciones y obligaciones que la ley le da a los gobernadores, comprendiendo que el ser novato no es sinónimo de transparencia o eficacia, o poseer experiencia es ser falto de transparencia, deberá buscarse un equilibrio y atender a los principios de gestión pública, valga decir, ética profesional, transparencia ejecutiva, sentido de pertenencia, responsabilidad social administrativa entre otras, y que sean de absoluta confianza del Presidente de la República, en quien recae la responsabilidad de la calidad de gobernadores a nombrar.

Por el bienestar de nuestro país, por la superación del rezago social, por mejor salud, menos desnutrición, educación y seguridad, por escribir una historia diferente en cuanto el concepto de los gobernadores y muy seguramente por el éxito o fracaso de la gobernanza del actual Gobierno, esperamos y confiamos en empezar a corregir la columna vertebral del gobierno en el interior del país a través de la designación de gobernadores que sean ¡verdaderos servidores públicos y no colosales puentes del subdesarrollo y de la corrupción!